Sin duda, iba a ser una empresa difícil saldar la deuda ingente que había contraído. A Hana le daba mucha pena verlo metido en esos aprietos porque le parecía que era por su culpa.

-¿Cómo es que el universo es tan capitalista?¡No se diferencia en nada de la Tierra!

-Perdoname por no ser un extraterrestre rico. Te toco uno pobre, Hana. Lo siento.

Entonces Kyeongmin torcía el ángulo del telescopio y le mostraba los esfuerzos que se estaban haciendo en una galaxia lejana para encontrar un sistema alternativo al capitalismo.

-En esa estrella vivían unos seres a los que les crecían unas excrecencias cristalinas en la parte más débil del cuerpo cuando sufren dolores.Con el fin de compensarlos de algún modo por tanto sufrimiento, le asignaron el valor monetario más alto del universo a esos cristales.

-¿Pero por qué ahora está en ruinas?

-Es que empezaron a provocarse heridas a propósito. Se hicieron adictos a las tragedias, al dolor y a lo bizarro. Edipo hubiera sido un poroto en ese planeta.

A continuación Kyeongmin tocó un poco los controles del telescopio.

-Pero no veo nada- dijo Hana, restregándose los ojos.

-Porque no hay nada.En esa coordenada había una estrella que hacía transacciones con oportunidades, con posibilidades y universos paralelos, pero hubo una explosion interna y desapareció. Lo de las posibilidades parece algo positivo, pero es un concepto que condensa tantas cosas que puede ser peligroso si se lo maneja mal.

-¡Qué triste! ¿Y hasta cuándo seguirás endeudado?

Sin embargo, como ser vivo con mayor antigüedad que los humanos, Kyeongmin era realista pero no escéptico: 

-El universo entero está de acuerdo con que el capitalismo es un sistema imperfecto. Se siguen haciendo nuevos intentos y aparecen ideas originales todo el tiempo, así que quizás algún día podamos salir de esa brutalidad. La Tierra es un caso muy interesante y no me sorprendería que aquí naciera una alternativa diferente.

Fue una sensación muy rara para Hana descubrir que la Tierra era un planeta muy pobre y marginal- aunque los humanos no fueran conscientes de ello-, a tal punto que ninguna de las monedas que circulaban eran reconocidas en el universo.

La única en la tierra – Chung Serang